miércoles, 28 de enero de 2009

Yo amo a mi mami

El patriarcado... Según yo, aparte de ser la mayor desgracia que le pudo pasar al ser humano, es el hecho que de alguna forma ha limitado a la población femenina y subordinado a las mujeres debajo de los hombres en sistemas legales, políticos y culturales. Pero también funcionó como el generador de una verdadera conciencia feminista, esa corriente que proclama los derechos de la mujer y la igualdad entre los sexos (aunque las extremistas busquen la superioridad del femenino, a pesar de que lo nieguen).

Pero yo no sé si creerles, a mi se me olvidan las luchas que enfrentaron por el derecho al sufragio o por un trabajo igualitario, se me olvidan cuando cada día las madres, base de la familia, refuerzan estereotipos y delegan toda ostentación del poder al hombre. Y no hablo de esas mujeres que por desgracia viven bajo el puño de un machista agresor, hablo de esas mujeres cómodas en su posición, mujeres que tienen opción, pero eligen hasta con gusto criar a sus hijos dentro de un modelo que nos está carcomiendo como sociedad.

Primero refuerzan esa subordinación, asumiendo la cocina como su nicho de acción y la limpieza de la casa como su única función útil; luego celebran los estereotipos, porque cito: “jamás de los jamases mi chiquito en la cocina, el es hombrecito”, “la niña no llega despúes de las 10, el si porque es hombre, ¿que le voy a cuidar?” o “ no sea maricón, ¿que va decir su papá si lo ve llorando?”... Son madres que intencionalmente o no, porque nos aman, lo sé bien, nos convierten en inútiles a nosostros los hombres (me incluyo, mi madre sabe que me incluyo!), al cumplir los 18 años no sabemos cocinar, limpiar o lavar, lo que si nos enseñan es que el hombre es hombre, precisamente porque no sabe hacer ninguna de esas cosas. Ellas se alegran, criaron al macho perfecto, eso era lo que tenían que hacer, eso fue lo que les enseñaron.

Así que madre solo hay una, pero la que necesitamos es una mujer que ame a su esposo, que ame a sus hijos; pero que primero entienda que amar no significa servir, amar no significa complacer...

viernes, 23 de enero de 2009

¡Armemos a un hombre!

A continuación algunos elementos clave para armar al hombre perfecto, léase con cuidado (hombres disculpados, ustedes pueden ser descuidados y leer mal)

Primero, lagrimales prácticamente secos, no necesitamos las lágrimas de un hombre, ¡por Dios! ¡Los hombres no lloran! Entiéndalo ya ¿no?

Seguimos con sus gustos y preferencias, eliminemos completamente la gama cromática, afinidad con el azul y miedo al rosado serán suficientes para que se maneje el resto de su vida. Amor por la camiseta, devoción por la selección nacional, en fin, del resultado del partido dependerá su humor por el resto de la semana, sus conversaciones girarán en torno a los 90 minutos en la cancha y de lo hijo de puta que se comportó el árbitro. ¿Se me escapa algún otro pasatiempo? Mmmm no, el fútbol llenará completamente la vida de este hombre perfecto.

Actividades y costumbres, pues fácil: dejar los platos en la mesa después de comer porque la mamá los levanta, pueden llegar tarde, de hecho no es necesario que lleguen a dormir a la casa, es más, pueden vivir solos a los 18 años. ¡Muy importante!, tienen que tener muchas amigas antes de tener su primera novia y estudiar carreras universitarias de comercio, política, negocios, ingeniería o leyes, solamente. No tienen que cocinar, y si lo hacen las mujeres los admiran y creen haber encontrado un tesoro enterrado, uno entre un millón; tampoco importa si no se acuerda de las fechas importantes, de los detalles, si no se arregla o viste bien, al fin y al cabo es hombre. Es sumamente importante inculcar estas costumbres desde que el machito es un niño, junto con las pistolas de agua, los carritos y los juegos de manos (pero con el puño cerrado, no que parezcan viejas).

Finalmente la personalidad dominante, siempre debe tener la última palabra, ni pensar en mostrar sentimientos o emociones; por eso es que un hombre es el único ser capaz de gobernar un país.

Ahora sí, arme su hombre. Ayude a conservar los valores que nos enseñaron nuestros abuelos, esos que hacen de nuestras familias el orgullo de Costa Rica...

Y ese es nuestra orgullo. Para muchos ser hombre es todo un reto, toda una odisea. Los hombres somos víctimas del machismo, de los estereotipos y de una historia de discriminación para esos que no dan la talla. Esos que se atreven a llorar, que prefieren leer un libro en vez de la mejenga del barrio, que dicen lo que piensan de la forma que les venga en gana, esos que aprendieron a amar a otro hombre sin darse cuenta, en fin, esos que son diferentes, que somos diferentes... simple hecho que le da el derecho al resto del planeta de señalarnos y etiquetarnos. ¿Víctimas de nuestro entorno? ¿De nuestra historia? Tal vez, pero puta, esos, los que no nos da la gana ceder, ¡que bien la pasamos!.