domingo, 21 de junio de 2009

Para ti

Yo me aferro a soñar. Lo he hecho siempre. Yo me aferro a besar. Lo hago siempre.

En ocasiones me siento muy gay, más de lo normal, en especial cuando siento miedo de quedarme solo, porque ¿que si lo que dicen es cierto? Que sólo somos sexo y no amor. Cuando pienso en eso me sacudo la cabeza, me trago las lágrimas y reviso mi cédula, si, todavía 20, me aferro a soñar y me queda mucho tiempo para besar.

A ustedes los recuerdo. Quise (y lo hice) soñar con cada uno de ustedes a mi lado. Vos, vos me dijiste que serías el primero y el último, vos me salvaste de mí mismo, vos me diste el primer bocado de realidad, creo que esa vez morí por primera vez. Luego llegaste vos, empeñado en nuestro futuro, yo era perfecto para vos y entendías que yo ya había muerto una vez, yo quería hacerte feliz, pero es que no me matabas, estabas tan empeñado en hacerme vivir de nuevo. Lo intenté con él tambien, porque con él sentía calorcito en la panza y me mordía el labio más de lo usual, quería gustarle tanto que me distraje y no vi al otro. Ay ese, el otro, creí que era perfecto. No era el primero pero podía ser el último, y talvez lo fue, porque ya no les creo. Y probablemente ellos no me crean a mi, pero no importa, me sacudo la cabeza, me trago las lágrimas y reviso mi cédula.

Yo me aferro a soñar, eso cada vez se complica más. Yo me aferro a besar, y eso cada vez se vuelve más sencillo. Pero yo me aferro al sueño de besarlo a él, ese que me mate otra vez como el primero, que se empeñe en revivirme como aquel, que me haga morderme los labios como el otro, pero que no sea perfecto como el último, porque es que lo perfecto no dura, lo perfecto busca lo perfecto, y hey! lo perfecto no existe.

Tal vez deba seguir besando, construyendo una fama que ya me había ganado sin hacer nada (risas) bah! ellos saben que los besé queriendo soñar y lo hice, eso si no me lo pueden quitar; ni a él me lo pueden quitar, porque aunque no exista yo lo espero.

En ocasiones me siento muy gay, más de lo normal.

jueves, 4 de junio de 2009

Homosexual: para dummies

Nuestras familias, nuestros amigos, nuestros profesores y nuestras escuelas nos educan desde que nacemos; hemos sido educados para vernos como heterosexuales, para actuar y hablar como heterosexuales y sobre todo para amar como heterosexuales. A mi me dijeron, un día vas a encontrar a la mujer perfecta, se casarán y tendrán hijos, vos a ellos les vas decir, un día vas a encontrar a la mujer y al hombre perfecto (y ponga atención, la mujer para él y el hombre para ella, no confunda). Si claro, al principio lo entendí y me fascinó, que lindo verlas de blanco, pero al final yo quería que se dejaran el vestido puesto. Yo me lo expliqué solito, es que bueno no necesitaba explicación. Me gustan las cosquillas en la espalda y el color morado, sencillamente me hacen feliz, y esto era así. Es tan fácil, no se porque todo esa gente que me ama no me lo explicó, o al menos me escuchó cuando yo traté de explicarlo.

Es así: es posible que cualquier persona se enamore de alguien del mismo sexo, o quizá se identifique más con las características del sexo opuesto, es posible que la atracción tanto emocional como física de una mujer solo exista hacia otra, es posible que un hombre se sienta mujer dentro de su propio cuerpo. Son posibilidades, no son enfermedades o desórdenes; y no lo digo yo, desde los años 70 la Asociación Sicológica Americana y la Asociación Siquiátrica Americana determinaron que la homosexualidad no es un desorden mental por ejemplo, tampoco existen evidencias científicas que prueben que es posible cambiar la orientación sexual de una persona, reprimir es otra cosa. Pero a mí por ejemplo esos datos no me importan, me resultan redundantes. A ustedes posiblemente no, para ustedes voy en contra de la naturaleza y la moral.

Y es que mi naturaleza es diferente, mi moral es mi naturaleza. Ambas me hacen feliz.