miércoles, 29 de septiembre de 2010

Lo que nos queda

Tienes que inventar una historia. Diles que nos cansamos de nuestras cuatro paredes blancas, que viajamos por el mundo. Que nos embriagamos en el mar y que te hice el amor en la montaña más fría de todas las montañas y que vivimos en los árboles y hablamos con las serpientes, las que nos acompañan todavía. Cuéntales que nos cansamos y que las cuatro paredes de colores donde nacieron tus hijos las hicimos los dos, pedazo por pedazo. Diles que ella nos visita de vez en cuando y que en cambio a él no lo vemos en años, que prefiere vivir solo y que en eso es igual a mí. Diles que conservamos algunos amigos pero los dejamos de visitar, principalmente porque yo no quiero que me vean arrugado, y a ti, a ti sinceramente nunca te cayeron bien. Cuéntales que yo ahora me pinto el pelo color negro sombra y que a ti las canas nunca te alcanzaron. Que el dolor de mi rodilla ya casi no me deja caminar y que tú ya no ves, sólo un poco de largo y sólo a mí de cerca. Diles que por eso ya casi no nos levantamos de esta cama, que amanecemos y vemos caer la tarde en el mismo lugar. Pero cuéntales también que al anochecer tú ya no necesitas los ojos y a mí el dolor de rodilla se me olvida. Y por favor diles que yo todavía me río de tus chistes, y que tú, al fin, me conoces completamente. Tienes que inventar una historia. Sólo así viviremos para siempre.

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