El patriarcado... Según yo, aparte de ser la mayor desgracia que le pudo pasar al ser humano, es el hecho que de alguna forma ha limitado a la población femenina y subordinado a las mujeres debajo de los hombres en sistemas legales, políticos y culturales. Pero también funcionó como el generador de una verdadera conciencia feminista, esa corriente que proclama los derechos de la mujer y la igualdad entre los sexos (aunque las extremistas busquen la superioridad del femenino, a pesar de que lo nieguen).
Pero yo no sé si creerles, a mi se me olvidan las luchas que enfrentaron por el derecho al sufragio o por un trabajo igualitario, se me olvidan cuando cada día las madres, base de la familia, refuerzan estereotipos y delegan toda ostentación del poder al hombre. Y no hablo de esas mujeres que por desgracia viven bajo el puño de un machista agresor, hablo de esas mujeres cómodas en su posición, mujeres que tienen opción, pero eligen hasta con gusto criar a sus hijos dentro de un modelo que nos está carcomiendo como sociedad.
Primero refuerzan esa subordinación, asumiendo la cocina como su nicho de acción y la limpieza de la casa como su única función útil; luego celebran los estereotipos, porque cito: “jamás de los jamases mi chiquito en la cocina, el es hombrecito”, “la niña no llega despúes de las 10, el si porque es hombre, ¿que le voy a cuidar?” o “ no sea maricón, ¿que va decir su papá si lo ve llorando?”... Son madres que intencionalmente o no, porque nos aman, lo sé bien, nos convierten en inútiles a nosostros los hombres (me incluyo, mi madre sabe que me incluyo!), al cumplir los 18 años no sabemos cocinar, limpiar o lavar, lo que si nos enseñan es que el hombre es hombre, precisamente porque no sabe hacer ninguna de esas cosas. Ellas se alegran, criaron al macho perfecto, eso era lo que tenían que hacer, eso fue lo que les enseñaron.
Así que madre solo hay una, pero la que necesitamos es una mujer que ame a su esposo, que ame a sus hijos; pero que primero entienda que amar no significa servir, amar no significa complacer...
Pero yo no sé si creerles, a mi se me olvidan las luchas que enfrentaron por el derecho al sufragio o por un trabajo igualitario, se me olvidan cuando cada día las madres, base de la familia, refuerzan estereotipos y delegan toda ostentación del poder al hombre. Y no hablo de esas mujeres que por desgracia viven bajo el puño de un machista agresor, hablo de esas mujeres cómodas en su posición, mujeres que tienen opción, pero eligen hasta con gusto criar a sus hijos dentro de un modelo que nos está carcomiendo como sociedad.
Primero refuerzan esa subordinación, asumiendo la cocina como su nicho de acción y la limpieza de la casa como su única función útil; luego celebran los estereotipos, porque cito: “jamás de los jamases mi chiquito en la cocina, el es hombrecito”, “la niña no llega despúes de las 10, el si porque es hombre, ¿que le voy a cuidar?” o “ no sea maricón, ¿que va decir su papá si lo ve llorando?”... Son madres que intencionalmente o no, porque nos aman, lo sé bien, nos convierten en inútiles a nosostros los hombres (me incluyo, mi madre sabe que me incluyo!), al cumplir los 18 años no sabemos cocinar, limpiar o lavar, lo que si nos enseñan es que el hombre es hombre, precisamente porque no sabe hacer ninguna de esas cosas. Ellas se alegran, criaron al macho perfecto, eso era lo que tenían que hacer, eso fue lo que les enseñaron.
Así que madre solo hay una, pero la que necesitamos es una mujer que ame a su esposo, que ame a sus hijos; pero que primero entienda que amar no significa servir, amar no significa complacer...