martes, 19 de enero de 2010

El tema caliente

Somos el tema caliente, estamos ahí a la par del aborto y los anticonceptivos. Todos mueren por escuchar que dirá la señora Laura cuando Pilar le pregunte sobre los homosexuales, semejante palabrota. Pero no, no estamos dentro del cuido ni las oportunidades ni la vida digna que ofrece la señora. Y Otto, sexy el hombre ah. Pero no somos ladrones ni delincuentes, eso quiere decir que no somos prioridad. En el plan de Ottón si estamos, pero bien aclarado y subrayado que no queremos matrimonio, no vaya ser que se nos venga Don Hugo encima. Y el menos malo, ay el menos malo. Bueno, en realidad en el plan de todos estamos, y usan palabras bonitas como igualdad y respeto para adornar la palabrota. Pero no sé, algo me dice que ahí nos vamos a quedar, algo me lo dice, debe ser como un instinto gay que he desarrollado (no tenemos derechos pero si superpoderes, JA!).

Somos el tema caliente, de aquí hasta el 7 de febrero. Después nos van a congelar, algo me lo dice.

3 comentarios:

  1. El colectivo gay, en nuestro país, no ha sabido consolidar una fuerza de defensa de nuestros derechos. Desde EUA hasta Chile los gays han impuesto su voz y exigido demandas a los partidos políticos de sus respectivos países. Nosotros, en cambio, nos hemos sumido en una actitud de conformismo e indiferencia ante nuestras propias realidades. Los medios de comunicación preguntan a los candidatos sobre su posición sobre estos temas sólo para parecer actuales; cuando en realidad tanto a ellos, como a los partidos políticos, como a nosotros mismos estos temas no nos interesan. Nos da verguenza reinvindicar lo que nos pertenece.

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  2. Creo que eso pasa en cualquier país del mundo!
    No solo este tema se va a quedar en el papel!
    Hay muchos muchos muchos más!

    Por lo cual hay que seguir en la lucha en cada uno de los temas!
    A ver cuando las cosas cambian!

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  3. No es cuestión de vergüenza, el miedo y la falta de participación es carencia de empoderamiento por parte de la comunidad LGBT.
    Sin embargo, el meollo del asunto es más fuerte: una sociedad tradicional, religiosa y mogigata que pretende tapar el sol con un dedo, que señala, estigmatiza y sobre todo persigue.
    Hasta que no haya educación sexual, no se propicien espacios de discusión y la gente deje de escandalizarse por lo que es natural, las cosas no van a cambiar.
    De todo algo es cierto, tenemos que empezar a abrir esos espacios, no le corresponde a la comunidad en general, si no a nosotros, en la casa, en la U, en el trabajo, con los amigos...

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