lunes, 19 de abril de 2010

Bedtime story

Había una vez en el reino cuadrado donde nadie se ponía de acuerdo una reina fea fea fea y mala mala mala. Su nombre era Laura y nunca se veía en el espejito, más bien pasaba sus días hablando con padrecitos, los padrecitos que hicieron aquel reino un reino cuadrado. El que se atreviera a dar vueltas o a caminar curvo en aquel reino era castigado por un poderoso dedo acusador, ¿guillotina? ¡ojalá!

La reina fea fea fea y mala mala mala tenía un poder poderosísimo: ella decidía a quién debía amar cada habitante de aquel reino. La verdad era que aquel poder no tenía mucha ciencia, mientras una princesa no amara a otra, o un duque no amara a un príncipe todo era permitido, ¡oh que tierra tan bendecida!

Cada oveja con su pareja decía la reina, y en este reino las negras no tienen derechos. Claro, existían ovejas valientes que se negaban a obedecer. ¡Oh que padrecitos tan astutos! Convencían a las demás de que esas, las negras, las de colores, estaban mal.

¡Oh que reino aquel lleno de ovejas, príncipes con princesas y duques con duquesas! Solo eso veía la reina, nunca se veía en el espejito.

Quizás cambie, quizás recapacite, quizás lo haga cuando el príncipe, su hijo, le diga: ¡mami mami, quiero ser princesa!

2 comentarios:

  1. jajaja, que tan genial esta' esto! de verdad, excelente!
    Saludos!

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  2. :O tengo las mismas sospechas/esperanzas con el príncipe, Aver si así reacciona la bruja esa! está genial Davo :D

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